lunes, 20 de noviembre de 2017

A corazón abierto

Uf. Hace mil no uso este blog y hace dos mil no le escribo "una carta" a alguien.
Dijimos que cuando nos veamos en persona vamos a hablar, pero no me aguanto. Haha. De todos modos en persona hablaremos si así lo queremos y no sé si acá diré algo que ya no sepas.

Ya sabés que cuando te escribí para vernos estaba ebrio y no quería estar solo. Quería divertirme, pasarla bien, pero a la vez quería que seas vos. No sé habrá sido el alcohol o qué, pero eras vos la persona a la que quería ver en ese momento.

Soy una persona que cree en mucho y a la vez en nada. No creo en la suerte ni en las coincidencias. Sí creo en el destino y que las cosas pasan o no pasan por algo.

El primer encuentro lo sabés porque estuviste ahí y además después lo hablamos. Fue sexo, pero fue más que eso. Fue una conexión automática.
Después de eso hablé con mi mejor amiga y empecé con los "no, no, no", pero ya era tarde, en realidad. Sin darme cuenta, pensarlo o quererlo, ya estaba enamorándome. Y cada vez que hablábamos más y nos veíamos más, el sentimiento crecía. Vos ya sabés que yo pienso que la gente lastima y abandona. Al menos que a mí me hacen eso. Entonces ya tenía la excusa para decir "con vos nada", pero ya era tarde. No podía ni quería dejar de estar en contacto con vos.

Una noche nos abrimos y nos dijimos te quiero. Fue tan raro. Tan nosotros. Sentía que eras mi media mitad. Porque te conté mis miedos y resultó que los tuyos eran los mismos. Sin embargo, nos animamos al "te quiero" y creo que se sintió muy bien para los dos.

Otra noche me embriagué y te necesité a vos. También fue raro. Después sobrio pensé "¿Por qué? ¿Tanto me importa?" y también me dio miedo "Ya lo asusté. Ya arruiné todo". Por destino, no fue así. Seguiste estando para mí.

Cada vez que tengo miedos o dudas, me las calmas. A tu manera, que es un poco diferente a la mía, me demostras que me querés y que te importo.

No sé si habré sido repetitivo o si me habrá quedado mucho por decir. Tengo música de fondo y me distrae un poco.

Me encanta todo de vos. Hablar, acariciarte, hacerte sonreír, jugar con tu cabello y con ese hueso de la cintura que tanto me gusta. Si estás contento y feliz, yo igual; y si estás mal o triste, yo también. Quiero compartir las risas y las lágrimas. Quiero estar, ser tu persona porque quiero que vos seas la mía. Tengo mucho miedo, pero ya no me importa. Es como que veo el final del camino, pero me gusta tanto correr, que no quiero parar. Me quiero arriesgar. Hace mucho tiempo no lo hago y creía que jamás lo volvería a hacer. Pero con vos quiero. Siento que vale la pena. Sé que te voy a quemar la cabeza, que voy a tener mucho miedo y van a haber cosas difíciles, pero creo que me querés lo suficiente como para entenderme y ayudarme. Así como yo lo hago con vos. No sé. Creo que es el capítulo 1 recién, pero yo estoy viviendo o sintiendo el 100. Soy así. A veces pienso y siento demasiado rápido.

Ya me adapté a muchas cosas por vos y estoy dispuesto a adaptarme a muchas más. Estoy dispuesto a darte mi corazón, sólo pido el tuyo a cambio. Nada más.

Repito. No sé cuántas cosas estaré repitiendo y de cuántas me estaré olvidando, pero hoy sentí ganas de escribirte. Que leas un poco lo que siento y pienso sobre vos y nosotros.

Te quiero mucho. Pienso en vos todo el día y con las cosas buenas sonrío como idiota y con las malas me dan ganas de llorar, pero siempre te tengo presente. A eso voy.

Te extraño. Me siento estúpido, como adolescente, pero extraño verte, olerte, acariciarte, besarte y todo lo demás.

Aunque soy una persona muy insegura, por algún motivo estoy muy seguro. Algo me dice que es real, bueno y que vale la pena. Y si me equivoco no lo sé. Sólo sé que estoy acá poniendo las cartas sobre la mesa apostando todo a nosotros.

Para que me odies (o quieras) un poco más. Voy a cerrar el post con una foto.



Te quiero.

Siempre tuyo,
N.

domingo, 5 de abril de 2015

Corriendo


La tarde: Agua, frío y oscuridad.
Él: Mirada caida, sonrisa desdibujada y alma desolada.
Ella: bella de los pies a la cabeza, sonrisa deslumbrante y llena de luz.
La situación: 15mts de distancia, 23 personas entre ellos y el tiempo que parece no querer detenerse.
El acto reflejo: No permitirlo, no dejar que el amor, o al menos la posibilidad de que sea amor, se escape.
El resultado: Salir corriendo hacia ella.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Desayunando la muerte


Esperando que el destino se cumpla


Seré quien soy


Basta de máscaras y disfraces

Separándome


Corazón espinado


Tengo un corazón herido
¿Puede alguien repararlo?

El día más triste


Dejá de soñar


El principe azul se destiñó
La princesa no es tan buena como parece
La reina malvada tiene un corazón roto y ese es el motivo
El final feliz no existe
Dejá de soñar
Despertá antes de que sea tarde

Rellenando aujeritos


Colgado


Devorando la fe


Música, pasión y soledad


Lo que toco muere


Koala abrazándome


Instantes de paz


Son distintos para todos. Sentir el agua en el rostro un día de lluvia. Escuchar el silencio. Sentir la brisa pasando entre los dedos. Sentir el sol de verano quemar la piel. Ver el cielo. Son distintos para todos, pero no dejan de ser instantes de paz.